jueves, 25 de marzo de 2010

22 DE MARZO. DÍA MUNDIAL DEL AGUA 2010


Con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, el pasado día 22 de marzo, en el Instituto hemos realizado esta presentación. Con ella queremos hacer partícipes a todos los lectores de este blog de la celebración de este día.
Haz clic sobre la imagen para ver la presentación (podrás verla, pero sin la música).

jueves, 4 de marzo de 2010

El agua en la Biblia

A lo largo de los trabajos sucesivos se intentará conocer y comprender cuál es el papel del agua a lo largo de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Se va a atender a un estudio de las siguientes palabras: agua, río y mar, aunque también, y si es relevante, se hará mención a otras palabras o expresiones, como por ejemplo: monstruo de mar, agua para beber, el gran río al referirse al Nilo o al Eúfrates, etc. que puedan aparecer a lo largo del texto, pero esto será excepcional.
Metodológicamente el estudio se dividirá en seis partes y cada una de ellas será un trabajo distinto.
Para el Antiguo Testamento se seguirá la división propia de la Biblia Hebrea: Toráh o Ley, Profetas y otros escritos.
Así tendremos, en esquema, el trabajo seguirá el siguiente orden:
1) Toráh o Ley. El Pentatuco:
  • Aquí se estudiará el agua en los libros del Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio.
2) Los Profetas.
3) Otros escritos:
  • a. Escritos históricos.
  • b. Escritos sapienciales.
  • c. Escritos didácticos.
Para el Nuevo Testamento se seguirá la división más conocida, es decir: Evangelios y Hechos de los Apóstoles, Cartas y, finalmente, Apocalipsis.
Así:
1) Evangelios y Hechos de los Apóstoles.
2) Cartas:
  • Cartas de San Pablo.
  • Cartas católicas.
3) Apocalipsis.

No se trata, lógicamente, de hacer un estudio exegético o de estudio de cada uno de los textos; ni hermenéutico o de interpretación de los mismos. Sólo se tratará de hacer caer en la cuenta de la importancia del agua dentro de la Sagrada Escritura, para posteriormente hacer un breve análisis del simbolismo que encierra, tanto en el judaísmo como en el cristianismo.
Se va a contemplar el agua en tres vertientes distintas: primero como agua, sin más; también como río y como mar. Para comprender lo que se va a escribir en estos trabajos hay que tener en cuenta varios aspectos:
  • - El pueblo judío era un pueblo nómada, dedicado al pastoreo, por esa razón los ríos, manantiales, y el mismo agua para las personas, era un elemento de vital importancia.
  • - Una vez en la Tierra Prometida, y asentados en ciudades, llevando ya muchos de ellos una cultura urbana y sedentaria, el agua seguirá siendo de gran valor, debido a las características de la tierra en la que se asientan.
  • - Salvo en el Mar de Galilea o de Tiberiades, los judíos no se dedicarían a la pesca, son un pueblo de pastores. Eran muy pocos los que se atrevían a adentrarse mar adentro en el Mediterráneo. El mar era un lugar tenebroso, donde habitaba el mal.
  • - Esa tierra en la que se asientan –Palestina, Israel más tarde– está atravesada por un río: el Jordán, que será el que riegue las riberas de Galilea (la región más fértil), pues en su recorrido este río irá descendiendo bajo el nivel del Mar Mediterráneo hasta llegar al Mar Muerto, alcanzando unos índices de salinidad (25% superior al agua de los océanos) tales que impiden la vida de peces y podría decirse que de cualquier vida salvo algunos microorganismos: un protozoo ciliado, algunas algas y un pequeño grupo de bacterias. Es tanta su salinidad que no hace falta saber nadar. Quien se tire al agua flotará debido a ese alto grado de salinidad.

Los romanos y el agua

“La fuente o principio de todas las cosas es el agua” (Tales de Mileto, 624-548 a.C.)

La cultura del agua ha estado presente a lo largo del tiempo en todas y cada una de las antiguas civilizaciones que poblaron el planeta. Su desarrollo dependió en parte del agua, elemento indispensable para la vida, lo cual hizo que cada una de estas civilizaciones entendiera a su manera dicha cultura, desarrollando creencias, mitos, arquitecturas y un sinfín de elementos relacionados con el vital líquido. El agua, pues, ha estado y está vinculada al desarrollo de la humanidad y de todas sus actividades (arte, comercio, transporte, ritos religiosos). Las más notables civilizaciones nacieron a orillas de los grandes ríos y océanos y su desarrollo a lo largo del tiempo ha estado siempre marcado por su conquista y control...
Los seres humanos han almacenado y distribuido el agua durante siglos. En la época en que el hombre era cazador y recolector el agua utilizada para beber era agua del río. Cuando se producían asentamientos humanos de manera continuada estos siempre se producen cerca de lagos y ríos. Cuando no existen lagos y ríos las personas aprovechan los recursos de agua subterráneos que se extrae mediante la construcción de pozos. Cuando la población humana comienza a crecer de manera extensiva, y no existen suficientes recursos disponibles de agua, se necesita buscar otras fuentes diferentes de agua.
Algunos historiadores denominan a Roma como "la ciudad del agua".Sabido es la importancia del agua para la cultura Romana. El agua es para los romanos el símbolo mismo de su existencia desde que Rómulo, el fundador de Roma, fue salvado de las aguas del Tíber y la que les otorga su poder sobre las fuerzas naturales y sobre los hombres.
Los Romanos fueron los mayores arquitectos en construcciones de redes de distribución de agua que ha existido a lo largo de la historia. Ellos utilizaban recursos de agua subterránea, ríos y agua de escorrentía para su aprovisionamiento. Los romanos construyan presas para el almacenamiento y retención artificial del agua. El sistema de tratamiento por aireación se utilizaba como método de purificación. El agua de mejor calidad y por lo tanto más popular era el agua proveniente de las montañas. Los acueductos fueron un símbolo de prestigio en Roma y ejemplo de la extraordinaria tecnología que los romanos desarrollaron para garantizar el acceso al agua y su calidad. Así lo demuestra el hecho de los doce grandes conductos que abastecían Roma durante los siglos III y IV, por los que circulaba un millón de metros cúbicos de agua al día, más de lo que consumen hoy día los habitantes del entorno de Barcelona.
La relación que la civilización romana mantuvo con el agua fue muy similar a la actual, llegando a alcanzar un gran desarrollo tecnológico de la arquitectura e ingeniería hidraúlica en su control y suministro, en las leyes que regulaban su correcta distribución o conflictos entre comunidades. Además para ellos tenía un valor sagrado. Las divinidades acuáticas, sus representaciones y relatos mitológicos ponen de relieve el valor sagrado que el agua tuvo para los romanos.
Los romanos eran una civilización mediterránea y como tal tenían gran control y dependencia de agua. Nada mejor que ver las inversiones en infraestructuras para comprobarlo. Desde las captaciones de agua hasta los acueductos, cañerías, fuentes, termas, etc. Supieron aprovechar los recursos del agua con brillantez e innovación, dando lugar a construcciones de gran envergadura y belleza, tales como pantanos, acueductos, presas, termas, baños, canalización de aguas, usos para regadío... llegando incluso a crear una Ley de Aguas. También se le dio un gran uso recreativo desarrollando espectáculos acuáticos, áreas de recreo y ocio, fuentes, fontanas, etc.
Es curioso que la antigua Roma consumiese en un día cualquiera del siglo II tanta agua como hoy en día consume la actual Roma. Roma tenía un abastecimiento de agua tanto pública como privada que hasta el siglo fines del XIX no se volvió a conseguir. Pensemos que los romanos gracias a sus acueductos tenia agua corriente en sus hogares, algo no se repetiría hasta casi el siglo XIX si no me fallan los datos, de ahí que cuando las invasiones bárbaras atacan esos acueductos se empieza a desmoronar el Imperio.
Para abastecerse de agua cada día, los romanos de clase media y baja acudían a las fuentes públicas de agua, que solían estar conectadas a un acueducto. Los patricios, en cambio, disponían de un canal especial que les suministraba el preciado líquido directamente en la domus. Y además, las domus disponían de su propio pozo privado de agua, debajo del impluvium, una especie de pequeña piscina rectangular que recogía el agua de la lluvia que caía desde el compluvium, un agujero en el techo.
El suministro de agua formaba parte de la esfera pública y ese principio era irrenunciable. Se creó para ello en Roma la cura aquarum, al mando de este servicio. En tiempos de la República era controlada por los censores, encargados del registro de ciudadanos y bienes, pero con las reformas de Augusto a principios del Imperio, el curator aquarum paso a ser un cargo de más alto rango, destinado a personas de categoría senatorial. Esta institución tenía competencias sobre el entero abastecimiento y coordinaba el numeroso personal subalterno y la mano de obra. Los técnicos eran denominados aquaril, término que se puede traducir por fontaneros.
Vital para toda sociedad humana, el agua es para los romanos el símbolo mismo de su existencia desde que Rómulo, el fundador de roma, fue salvado de las aguas del Tíber y la que les otorga su poder sobre las fuerzas naturales y sobre los hombres. Los romanos utilizaron el agua para dar respuesta a sus necesidades inmediatas, pero también la emplearon para el placer y la frivolidad con una precisión que sorprenderá a los ingenieros y una simplicidad que maravillará a los profanos. Buscaron de manera obstinada las técnicas subterráneas y aéreas, que permitieron obtener el agua de las montañas, conducirla hasta las ciudades, purificarla, conservarla y evacuarla. Aparecen los romanos en su intimidad, con sus habladurías en torno a las fuentes, o en las letrinas, y sorprende su admiración por los emperadores que les construyeron termas suntuosas; encontramos también los cálculos de los ingenieros, sus sondeos, sus fracasos y sus logros y, sobre todo, la fuerza de voluntad de un pueblo que, para dominar la fuente de la vida, construyó a través de las llanuras y de los valles profundos los arcos poderosos y elegantes de sus acueductos.

martes, 2 de marzo de 2010

Divinidades romanas relacionadas con el agua

Desde antiguo al agua se la ha otorgado rasgos como la pureza, la vitalidad, fertilidad..., siendo un elemento preciado y respetado en todas las culturas. Por ello el agua tiene un carácter divino en gran parte de las antiguas y presentes civilizaciones. El agua como tal, es un elemento que proporciona vida, lo cual le otorga un grado indiscutiblemente divino.
En la Antigua Grecia se consideró el agua como el origen de la vida. Los dioses del agua siempre ocuparon un lugar privilegiado en la vida de los griegos, que a su vez adquirieron los romanos. El agua siempre estuvo presente de manera importante en la mitología griega y romana.
La cualidad de mantenedora de vida del agua hizo que los romanos la dotaran de un carácter sacro; las fontanas, los acueductos, las termas o las fuentes naturales fueron puestas bajo la tutela de ciertas divinidades. De esta concepción divina no sólo participaban las aguas termales, también los ríos o las aguas estancadas estuvieron bajo la protección de diferentes divinidades.
En su origen, Neptuno, dios del mar, fue un dios del elemento líquido, y al que se invocaba contra la sequía. Se celebraron fiestas en su honor, las Neptunalia, el 23 de julio. Las Náyades: hijas de Zeus y ninfas de los ríos, arroyos... que abandonan las aguas para danzar. Afrodita y Venus: nacidas del mar. Hay un mito que dice que Aquiles se bañó en la laguna Estigia, la cual proporcionaba la inmortalidad.

Los ríos y lagos

Diferentes fuentes epigráficas e iconográficas aluden al carácter casi divino de algunos ríos durante la época romana; el Rin fue denominado como Rhenus Pater, es decir, Padre Rhin por un legado de la legión; en algunas dedicatorias religiosas se hace referencia a un flamen, sacerdote, Rhenus. El Sena se vinculaba en ocasiones con Apolo, ejerciendo una influencia terapéutica hacia quienes peregrinaban a su Santuario.
Todos los ríos, fuentes, manantiales, lagos, fueron divinizados por los romanos. Juturna, ninfa amada por Júpiter, presidía el agua estancada, los ríos y las fuentes. Era honrada en las Juturnalia, el 11 de enero. Las Ninfas fueron, en general, divinidades de agua asociadas siempre a alguna divinidad superior.
Los latinos emplazaron el infierno en el centro de la Tierra. Las vías de acceso a este inframundo eran las cavernas, lagos y pantanos. Una de las más creencias más célebres fue el lago Averno y la laguna Estigia, que situaban en la actual Campania, cerca de Nápoles, en un lugar desierto y desolado.
Por otra parte, las diferentes corporaciones de oficios o gremios que ejercían profesiones vinculadas con un río (pescadores, comerciantes fluviales, etc), evocaban a la Tutela, divinidad de las fuentes y de las aguas que fluyen. En el Ródano y el Rin había además capillas dedicadas a Neptuno y Hércules, protectores de la navegación y las travesías.

Manantiales y aguas curativas

La divinidad más destacable es Apolo, invocado en relación a aguas termales, cuya función terapéutica o salutífera es evidente. Neptuno también estaba vinculado a las fuentes termales, ya que es el dios de las extensiones húmedas alcanzando su reino incluso hasta las aguas subterráneas.
Las ninfas, eran hijas de Zeus, nacidas de la lluvia, ejercían un influjo benéfico e inspiraban pensamientos nobles a quienes bebían su agua sagrada. Aparecen generalmente subordinadas a otras divinidades mayores, aunque también son invocadas para pedir un deseo relacionado con la salud física o espiritual, es decir, con intenciones curativas.
Fontana era la divinidad protectora femenina. Precisamente a ella se dedicaban las procesiones efectuadas a las fuentes. De entre todas, la más famosa era Iuturna, la fuente del agua inagotable. En otro importante manantial habitaba la ninfa Egeria, amante de Numa, el famoso sacerdote-rey. Cuenta la tradición que Egeria acudía a diario a conversar con las nueve musas, inspiradoras de la poesía, la música, la danza, la astronomía y otras artes, transmitiendo estos conocimientos, que de ellas aprendía, a Numa, quien, de esta forma, pudo crear y organizar el calendario litúrgico romano, fijando las fechas de las festividades dedicadas a cada dios, la ceremonias y la legislación oportuna. Cuando con el correr de los años falleció Numa, Egeria se sintió tan desconsolada que todas las ninfas y la misma Diana acudieron en su consuelo. La diosa acabó convirtiéndola en un claro y fresco manantial.
A la fuente Carmenae acudían diariamente las vestales en busca de agua para realizar sus ritos. La fiesta de las ninfas acuáticas se celebraba el 13 de octubre. En tal día arrojaban flores al agua, se adornaban los pozos e incluso se sacrificaban ovejas y carneros.
Ligadas con el mismo medio líquido, los romanos veneraban a las linfas, seres sobrenaturales, al igual que sus parientes las ninfas, que compartían con éstas la protección de las fuentes. Pero de signo y reacciones un tanto más perversas, si algún mortal llegaba a verlas, enloquecía, a imitación de cómo las náyades griegas castigaban a los pocos o mal advertidos profanadores.
Ninfas especialmente famosas, ligadas a bosques y aguas, fueron Carna y Flora. Carna vivía entre las “siete colinas” que albergarían, mucho más tarde, la capital de un imperio, entonces simplemente naturaleza virgen. Concretamente habitaba junto al Tíber, en medio de un gran bosque al que los sacerdotes acudían para ofrendarle sacrificios. Tan hermosa como coqueta y escurridiza, gustaba de aparecerse y enamorar mortales, a los que luego burlaba despareciendo entre la floresta, hasta que un buen día tropezó con Jano, el de las dos caras, quien, engañándola gracias a tan extraordinario don, logró poseerla y arrancarle una serie de poderes que le convertirían en el protector de las casas.
Entre las divinidades tradicionalmente relacionadas con las aguas, las Ninfas fueron las que gozaron de mayor difusión en la Península Ibérica. Su pronta aceptación se debe a su fácil asimilación a las deidades indígenas, a las que se consideraba vinculadas al poder salutífero de las aguas. De este modo las Ninfas, tradicionalmente presentes en el campo, el bosque y las aguas, adquirieron un carácter próximo a los dioses de la salud.
Otras divinidades, relacionadas con el ámbito medicinal, también aparecen relacionadas con las aguas termales; es el caso de Asclepio u Esculapio. Si en el mundo romano el agua potable era considerada como un regalo de los dioses, el agua termal, que alivia dolencias o las curas, era una auténtica bendición. Por tanto, el lugar del que brotan las aguas es un punto de cercanía con la divinidad.
http://www.regmurcia.com/images/loading.gif
http://www.regmurcia.com/images/close.gif

Trabajos realizados por nuestros alumnos

En este enlace podrás ver algunos de los trabajos que están realizando nuestros alumnos de 3º y 4º de ESO.
Poco a poco se están implicando en la realización de actividades que quieren compartir con los alumnos de los otros Centros implicados en el Proyecto y con todos los alumnos que quieran verlos. Esperamos que sean de utilidad para todos, al igual que lo han sido para ellos.
Los trabajos, para evitar que se desplacen según van añadiéndose entradas, están en el lateral de la página con el título "Trabajos realizados por los alumnos"
Aquí puedes, si lo deseas, hacer los comentarios que consideres convenientes.
Gracias a todos, alumnos y profesores, por el empeño y trabajo que están realizando.

    EL AGUA ES VIDA. Un bien del que muchas veces no somos conscientes de lo que representa y significa: LA VIDA.
    Y la malgastamos, abrimos los grifos sin percatarnos de que cada vez es más escaso. No nos damos cuenta de que hay personas en el mundo que tienen que recorrer kilómetros para poder adquirir este preciado bien.
    Por ello, en este blog y desde el Proyecto ARCE, del que formamos parte Institutos de Enseñanza Secundaria de Asturias, Mahón, Cádiz y Las Palmas de Gran Canaria. Vamos a reflexionar, junto a nuestros alumnos, sobre este "oro azúl" para tomar conciencia sobre su uso y su abuso, y para que nuestro planeta siga recibiendo el nombre de "Planeta Azul".
    Todos los que lo visiten serán bienvenidos.